¿QUE ES UN JIKKEN?
Dia 38. Año 743.
8:00 AM.
Me despierto y
veo que el domo que recubre la ciudad proyecta un soleado día, el cual es
completamente igual a los días anteriores con los mismos silbidos de pájaros
invisibles, el mismo reporte de clima, el mismo sol digital en un domo
artificial.
Me levanto y veo
a las personas en la calle. Todos parecen felices, como si no les importara.
Pero, ¿por qué a mí sí? ¿por qué cada vez que veo ese sol me siento vacía, como
si me faltara algo? ¿por qué no puedo ser como los demás?
Las 8:10 y la
alarma sonaba por segunda vez. Hora de desayunar e ir a trabajar. Soy
enfermera, y en el hospital todos son iguales, todos actúan de la misma forma.
Parecen clones, copias uno del otro, mientras que yo no, soy diferente y aquí
lo diferente no es bueno.
Suena la puerta
de mi consultorio.
Abro la puerta y
me encuentro con un hombre enojado porque no le di medicamentos a su hijo que,
claramente, finge un resfriado. Intento explicarle una y otra vez, pero el
señor necio como aparenta no quiere entender. Por suerte me libro de él ya que
es mi hora de descanso. Me dirijo a la cafetería y rehidrato la pizza que
compre en el bar.
Encuentro un
lugar y empiezo a comer, sabe horrible pero no tanto como la carne que venden
aquí. De pronto alguien se sienta junto a mí. Una chica, me mira y me saluda.
No se que hacer, casi nadie me habla aquí, pero recuerdo que debo ser amable y
la saludó tímidamente.
La chica sigue
observándome y mientras sonríe me pregunta
-“¿Qué les
pasa?”- señalando a los médicos al otro lado de la cafetería –“Todos actúan
como si fuera el mejor día de sus vidas, como si este día en particular fuera
memorable. Cuando en realidad”- ahora casi murmurando –“No lo es.”-
La miro y siento
interés, ese sentimiento que no siento desde el primer día en la universidad y
le preguntó
-“¿Es tu primer
día?, son siempre así.”- comento mientras ingiero mi almuerzo.
-“Si, es mi
primer día. Esperaba un trato más sociable con mis compañeros, pero todos
parecen estar en su propio mundo donde todo es felicidad y días soleados.
Excepto tu, eres... diferente.”- finaliza la muchacha clavando su mirada en mis
ojos.
-“Talvez lo
soy... Y si, son siempre así. Llevo trabajando dos años aquí y nadie nunca me
hablo, excepto tú.”- le comento con intriga.
-“¿Y no te
parece extraño eso, Jikken?”- me pregunta sin desviar la mirada.
-“¿Jikken? ¿Que
es Jikken?”- me pregunto con mas dudas que certezas.
Y en ese
instante lo entendí, esa chica hablaba de mí. Yo soy Jikken. ¡Un nombre! Eso es
lo que me faltaba. De pronto me despierto y me encuentro en una sala blanca
conectada a tubos, vías y unos censores colocados en mi sien. Máquinas blancas
que apenas si hacen un leve zumbido monitorean mis signos vitales. Y de repente
empiezo a entender.
Este es el año
743. Miro mis manos y parecen las de una persona mayor. Empiezo a recordar
cosas que no sabía que podía recordar.
Aparece un niño
corriendo en un prado, un perro sentado bajo un árbol, un primer beso, un
abrazo de mi madre, recuerdo el amor, recuerdo mi vida y recuerdo levemente que
hago aquí. Veo interrumpida mi sesión de recuerdos cuando aparece un hombre
mayor con una bata a juego con la habitación y una jeringa en la mano. El viene
hacia mí, sin expresión alguna, me da miedo.
El señor se
sienta a mi lado en una silla que no había notado antes. Mi corazón comienza a
latir más rápido. Lo compruebo por las máquinas que realizan ruidos detrás de
mí.
-“Hola.”- me
dice el hombre misterioso.
-“Hola.”-
respondo, con un dejo de duda
-“¿Sabes lo que
acaba de pasar?”- me pregunta el hombre mientras me mira de pies a cabeza.
-“No estoy
completamente segura.”- respondo mientras intento mover mis manos.
-“¿Quieres que
te lo explique?”- me pregunta mientras sujeta mis manos.
-“Supongo.”-
titubeo al responder.
-“Tu ID es
3388433664442, o Jikken como nos gusta llamarte.”- comienza el hombre
misterioso.
-“¿Nos?”- lo
interrumpo, desconcertada ante la sonrisa del hombre frente a mi.
-“Eres parte de
un experimento neurológico que analiza el comportamiento de un espécimen, el
cual es expuesto a una vida repetitiva, a un ciclo sin fin. Todas las personas
que viste allí son reales. Todas existen. Todas responden bien a su vida
inventada, excepto tu. Te despiertas cada vez que aparece esa anomalía, esa
chica.”- continua el hombre, con una sonrisa inmutable.
-“¿Quien es esa
chica?”- le pregunto con curiosidad.
-“No lo
sabemos.”- sentencia borrando por primera vez su sonrisa.
-“¿Y ese ID que
mencionas, esos números aleatorios 3388433664442?”- le pregunto inmediatamente.
-“ID significa
'In Date’, es decir ‘en fecha’. Los números que mencioné no son aleatorios
sirven para que te podamos identificar. Provienen de un antiguo sistema
alfanumérico de escritura.”- me explica, volviendo tener una sonrisa en su
rostro.
-“¿Hace cuanto
estoy aquí? ¿Unos días?”- pregunto con miedo a la respuesta.
-“Jikken, tu
estas aquí desde que tienes 40 años.”- sentencia, ampliando su sonrisa.
-“No, esto no
puede estar pasando. ¿Que hago aquí? ¡Libérenme ya! ¡Déjenme ir! ¡Ayuda!”-grito
a pleno pulmón.
Y de pronto lo
veo levantar la jeringa, acercándose a mi cuello. No lo puedo permitir.
Me levanto y le
doy una patada. El cae y yo salgo corriendo de la habitación asquerosamente
blanca para encontrarme con otro pasillo de la misma estética. Me dirijo
corriendo a la izquierda con toda la velocidad que mi cuerpo me permite y al
final de este nuevo pasillo debo decidir qué camino tomar, me dirijo a la
izquierda y sigo corriendo hasta que me veo obliga a girar a la derecha y allí,
al final de otro pasillo blanco, encuentro mi salvación, la salida de
emergencia.
Llegó a la puerta, la abro y me veo
enceguecida por una luz demasiado brillante. Cuando logro abrir mis ojos me
encuentro otra vez en la habitación blanca, pero todo lo que me dijo el doctor
se está yendo de mi memoria, el chico en el prado, mi vida, todo. Todo está
extinguiéndose. Cierro los ojos, preparándome para un impacto desconocido.
Dia 38. Año 743.
8:00 AM.
Me despierto y
veo que el domo que recubre la ciudad proyecta un soleado día, el cual es
completamente igual a los días anteriores con los mismos silbidos de pájaros
invisibles, el mismo reporte de clima, el mismo sol digital en un domo
artificial.