viernes, 25 de septiembre de 2020

¿Què es un Jikken?

 

¿QUE ES UN JIKKEN?

 

Dia 38. Año 743. 8:00 AM.

 

Me despierto y veo que el domo que recubre la ciudad proyecta un soleado día, el cual es completamente igual a los días anteriores con los mismos silbidos de pájaros invisibles, el mismo reporte de clima, el mismo sol digital en un domo artificial.

 

Me levanto y veo a las personas en la calle. Todos parecen felices, como si no les importara. Pero, ¿por qué a mí sí? ¿por qué cada vez que veo ese sol me siento vacía, como si me faltara algo? ¿por qué no puedo ser como los demás?

 

Las 8:10 y la alarma sonaba por segunda vez. Hora de desayunar e ir a trabajar. Soy enfermera, y en el hospital todos son iguales, todos actúan de la misma forma. Parecen clones, copias uno del otro, mientras que yo no, soy diferente y aquí lo diferente no es bueno.

 

Suena la puerta de mi consultorio.

 

Abro la puerta y me encuentro con un hombre enojado porque no le di medicamentos a su hijo que, claramente, finge un resfriado. Intento explicarle una y otra vez, pero el señor necio como aparenta no quiere entender. Por suerte me libro de él ya que es mi hora de descanso. Me dirijo a la cafetería y rehidrato la pizza que compre en el bar.

 

Encuentro un lugar y empiezo a comer, sabe horrible pero no tanto como la carne que venden aquí. De pronto alguien se sienta junto a mí. Una chica, me mira y me saluda. No se que hacer, casi nadie me habla aquí, pero recuerdo que debo ser amable y la saludó tímidamente.

 

La chica sigue observándome y mientras sonríe me pregunta

 

-“¿Qué les pasa?”- señalando a los médicos al otro lado de la cafetería –“Todos actúan como si fuera el mejor día de sus vidas, como si este día en particular fuera memorable. Cuando en realidad”- ahora casi murmurando –“No lo es.”-

 

La miro y siento interés, ese sentimiento que no siento desde el primer día en la universidad y le preguntó

 

-“¿Es tu primer día?, son siempre así.”- comento mientras ingiero mi almuerzo.

-“Si, es mi primer día. Esperaba un trato más sociable con mis compañeros, pero todos parecen estar en su propio mundo donde todo es felicidad y días soleados. Excepto tu, eres... diferente.”- finaliza la muchacha clavando su mirada en mis ojos.

-“Talvez lo soy... Y si, son siempre así. Llevo trabajando dos años aquí y nadie nunca me hablo, excepto tú.”- le comento con intriga.

-“¿Y no te parece extraño eso, Jikken?”- me pregunta sin desviar la mirada.

-“¿Jikken? ¿Que es Jikken?”- me pregunto con mas dudas que certezas.

 

Y en ese instante lo entendí, esa chica hablaba de mí. Yo soy Jikken. ¡Un nombre! Eso es lo que me faltaba. De pronto me despierto y me encuentro en una sala blanca conectada a tubos, vías y unos censores colocados en mi sien. Máquinas blancas que apenas si hacen un leve zumbido monitorean mis signos vitales. Y de repente empiezo a entender.

 

Este es el año 743. Miro mis manos y parecen las de una persona mayor. Empiezo a recordar cosas que no sabía que podía recordar.

 

Aparece un niño corriendo en un prado, un perro sentado bajo un árbol, un primer beso, un abrazo de mi madre, recuerdo el amor, recuerdo mi vida y recuerdo levemente que hago aquí. Veo interrumpida mi sesión de recuerdos cuando aparece un hombre mayor con una bata a juego con la habitación y una jeringa en la mano. El viene hacia mí, sin expresión alguna, me da miedo.

 

El señor se sienta a mi lado en una silla que no había notado antes. Mi corazón comienza a latir más rápido. Lo compruebo por las máquinas que realizan ruidos detrás de mí.

 

-“Hola.”- me dice el hombre misterioso.

-“Hola.”- respondo, con un dejo de duda

-“¿Sabes lo que acaba de pasar?”- me pregunta el hombre mientras me mira de pies a cabeza.

-“No estoy completamente segura.”- respondo mientras intento mover mis manos.

-“¿Quieres que te lo explique?”- me pregunta mientras sujeta mis manos.

-“Supongo.”- titubeo al responder.

-“Tu ID es 3388433664442, o Jikken como nos gusta llamarte.”- comienza el hombre misterioso.

-“¿Nos?”- lo interrumpo, desconcertada ante la sonrisa del hombre frente a mi.

-“Eres parte de un experimento neurológico que analiza el comportamiento de un espécimen, el cual es expuesto a una vida repetitiva, a un ciclo sin fin. Todas las personas que viste allí son reales. Todas existen. Todas responden bien a su vida inventada, excepto tu. Te despiertas cada vez que aparece esa anomalía, esa chica.”- continua el hombre, con una sonrisa inmutable.

-“¿Quien es esa chica?”- le pregunto con curiosidad.

-“No lo sabemos.”- sentencia borrando por primera vez su sonrisa.

-“¿Y ese ID que mencionas, esos números aleatorios 3388433664442?”- le pregunto inmediatamente.

-“ID significa 'In Date’, es decir ‘en fecha’. Los números que mencioné no son aleatorios sirven para que te podamos identificar. Provienen de un antiguo sistema alfanumérico de escritura.”- me explica, volviendo tener una sonrisa en su rostro.

-“¿Hace cuanto estoy aquí? ¿Unos días?”- pregunto con miedo a la respuesta.

-“Jikken, tu estas aquí desde que tienes 40 años.”- sentencia, ampliando su sonrisa.

-“No, esto no puede estar pasando. ¿Que hago aquí? ¡Libérenme ya! ¡Déjenme ir! ¡Ayuda!”-grito a pleno pulmón.

 

Y de pronto lo veo levantar la jeringa, acercándose a mi cuello. No lo puedo permitir.

 

Me levanto y le doy una patada. El cae y yo salgo corriendo de la habitación asquerosamente blanca para encontrarme con otro pasillo de la misma estética. Me dirijo corriendo a la izquierda con toda la velocidad que mi cuerpo me permite y al final de este nuevo pasillo debo decidir qué camino tomar, me dirijo a la izquierda y sigo corriendo hasta que me veo obliga a girar a la derecha y allí, al final de otro pasillo blanco, encuentro mi salvación, la salida de emergencia.

 

 Llegó a la puerta, la abro y me veo enceguecida por una luz demasiado brillante. Cuando logro abrir mis ojos me encuentro otra vez en la habitación blanca, pero todo lo que me dijo el doctor se está yendo de mi memoria, el chico en el prado, mi vida, todo. Todo está extinguiéndose. Cierro los ojos, preparándome para un impacto desconocido.

 

Dia 38. Año 743. 8:00 AM.

 

Me despierto y veo que el domo que recubre la ciudad proyecta un soleado día, el cual es completamente igual a los días anteriores con los mismos silbidos de pájaros invisibles, el mismo reporte de clima, el mismo sol digital en un domo artificial.

viernes, 18 de septiembre de 2020

Gris

 

GRIS

El viejo beppan mira a su alrededor.

Él no entiende nada.

Dondequiera que pose sus ojos solo ve escombros humeantes. Todo es gris. El uniforme gris y aburrido. Un gris ocasional. Gris que te hace olvidar el azul rebosante de este hermoso cielo de verano. Gris asfixiante que en tan poco tiempo apagaron alegres vidas.

No hay nada.

Gris y el silencio...

Polvo gris, silencio y pocas y pequeñas figuras que emergen a su alrededor. Él no las conoce, no pertenecen a su cotidianeidad. Su hogar en los suburbios, la oficina donde trabajaba, el bar de todas las tardes, la barbería donde el barbero nunca se quedaba sin bromas, el mecánico y su carcajada... El viejo hace una mueca.

Luego de esos recuerdos... Roode... Una lágrima bajo por su mejilla. Un sollozo ahogado en su garganta... "Roode".

El anciano, una vez más, trata de apartar la enorme masa gris que aplasta la mayor parte de su cuerpo. Aprieta los dientes y enrolla sus dedos alrededor el hormigón gris polvoriento. Gimió reuniendo sus últimas fuerzas... Antes de dejarla caer de nuevo, jadeando.

Que rápido había cambiado su vida cuando varias naves imperiales sobrevolaron su ciudad y arrojaron lo que parecía ser una bomba... Todo se había teñido de gris...

Cierra los ojos mientras las lágrimas diluyen la sangre y el polvo tensado en su cara... Su mano derecha se tiñe de polvo gris, ardiente polvo gris, último vestigio de una felicidad pasada... Que ya no regresaría.

El nunca vería la sonrisa de su hermosa Roode.

Conocidos por las constantes reuniones en el bar. Se casaron al poco tiempo... Ella permanecía enferma en su hogar. El salió a comprar los medicamentos cuando todo se volvió gris...

Nunca volvería a ver a su amada. El anciano sonrió, recordó su mirada antes de ser completamente sepultado por el gris de los escombros polvorientos...

viernes, 11 de septiembre de 2020

El Sexto Pasajero

 

EL SEXTO PASAJERO

 

“Curso de navegación procesado y aceptado. Tiempo estimado de llegada, 6 horas.”- dijo la voz de la computadora central de la nave de un grupo de cazarrecompensas.

-“Seis horas para dormir.”- dijo un individuo de tez color ceniza, vestido con un pantalón granate con un cinturón amarillo, botas negras, una gabardina negra con cuello de piel amarilla, sin camiseta interior y con guantes de piel marrón. Su cabello es rubio y peinado hacia atrás. Sus orejas son puntiagudas y de ojos rojos.
-“Seis horas para comer”- exclamo un horondo individuo de piel bordo, recubierto de una viscosa baba, mientras se acomodaba en un asiento.
-“¿Para que crees que ese ratoncito quiera el cadáver del patrullero?”- pregunto el ser de piel ceniza. –“Pedirnos recoger un cadáver en medio del Cinturón de Asteroides de Wagashi es casi suicida.”
-“Supongo que el señor Quitela tiene algo en mente con él, quizás una extorsión a la Patrulla.”- comenta el ser cubierto de baba, mirando por la ventana a los asteroides.

A unas habitaciones de allí, un grandullón ser verde, con hocico y pelo largo anaranjado, vistiendo un body rojo del antiguo ejército imperial y una pechera sin hombreras y botas blancas, se encuentra arreglando el cableado de la nave. En uno de los camarotes de la nave, una joven de piel verde y cabello rosado, vestida con una falda y un top de color lila, adornado con una tiara, pasa el tiempo podando y arreglando un pequeño arbusto morado en una maceta. Lejos de allí, un individuo de piel verde oliva escamosa, vistiendo el uniforme raído de los equipos de control de Daños del Imperio, y unos googles en su cabeza, inspecciona el cuerpo muerto del patrullero que recogieron en la zona.

-“Causa de muerte: asfixia por vacío espacial. Estado del cuerpo, solo heridas superficiales.”- comenta en voz alta el escamoso ser a una grabadora de audio.

 En ese mismo momento, en la cabina de navegación.

-“Quitela es un terrorista, es probable que quiera atacar a Don Kee o a la Patrulla.”- comenta en voz alta el individuo de piel ceniza. –“¿Quieres apostar por quien es la víctima, Prum?”-
-“No lo sé.”- responde Prum dubitativo. –“Ciertamente, me interesa más nuestro pago, Hearts.”

Lejos de allí, el individuo en la sala de electricidad, intenta pelar un cable, cuando un chispazo ocurre y de repente la nave se queda sin luces.

-“Maldición.”- despotrica el operador eléctrico. –“Seguro nos reuniremos en la Sala de Mando para discutir el proceder.”-

En la morgue de la nave, el individuo escamoso sale de la habitación, dejando al patrullero en su lugar. Una vez que la sala se encuentra vacía, un pequeño ser rosado de ojos rojos y pequeños y finos tentáculos, se arrastra de la espalda del cadáver hasta engancharse al bulbo raquídeo, provocando que el cuerpo sin vida del patrullero se levante con movimientos toscos y vaya tras el ex-control de daños.

Los cinco pasajeros se reúnen alrededor de una mesa cuadrada, donde un mapa digital del Sector Wagashi y su Cinturón de Asteroides puede verse claramente con la ruta trazada. Hearts toma el mando de la situación.

-“Bien, Hermila ¿Qué has roto ahora?”- pregunta Hearts con tono acusador al peli naranja.
-“Intentaba arreglar los escudos que se destruyeron con los asteroides.”- explica el técnico.-“Pero algo salió mal y ahora estamos sin luz.”-

Los cinco camaradas se miran en silencio.

-“No solo estamos sin luz, idiota.”- interviene Prum. –“Ahora no tenemos propulsión para salir de este sistema.”
-“Oye, no seas tan duro.”- interviene la chica, llamada Kyauei. –“Hermila solo tiene buenas intenciones, errar esta permitido.”-
-“Errar esta permitido cuando no pone en peligro la operación.”- objeta Hearts, de mal humor.
-“Tranquilízate.”- le enfrenta Hermila, apuntando con su cañón de brazo del Imperio.
-“JAJAJA.”- ríe a carcajadas Hearts. –“¿Pretendes enfrentarte a mí? Sabes que puedo acabar fácilmente ese combate.
-“¿Y con ambos?”- desafía Kyauei parándose junto a Hermila y haciendo aparecer una lanza de ki entre sus manos.

Prum se posiciona a un lado de Hearts, mirando desafiante a sus dos compañeros. Nuestro amigo de piel escamosa observa impactado la tensión que se siente en el aire.

El ambiente es cortado por la interrupción del cadáver del patrullero que de un solo movimiento arroja al ex-control de daños sobre la mesa de control, dejando la nave completamente a oscuras.

-“¡¿No se supone que este sujeto estaba muerto?!”- grita la chica, dando un salto hacia atrás. –“¿Qué es esto…?”
-“Esta muerto.”- sentencia Hearts, tomando el pulso de su compañero.

Hermila dispara al patrullero, provocándole un boquete en el pecho, del cual no brota sangre. El cuerpo cae al suelo.

-“¿Eso es todo?”- pregunta Prum, un tanto nervioso.
-“Así parece.”- puntualiza Hearts. –“Sera mejor que arreglen la luz.”- dice señalando a Hermila y Prum.
-“¿Tengo que ir con el?”- protesta el horondo.
-“Si, para asegurarte de que no estropee todo.”- dice Hearts. –“Kyauei y yo iremos a la bodega, a buscar lo que reste de comida.”

La nave, carente de dirección, se adentra en un campo de asteroides, amenazada con ser golpeada en cualquier segundo.

Ambos grupos se separan en dirección a sus destinos. Prum y Hermila llegan al sector de electricidad, comenzando a arreglar y reconectar paneles y cables dañados por el chispazo.

-“Y bien… ¿Qué se hace con esto?”- pregunta Prum demostrando su desconocimiento. –“¿Hermila?”

El individuo de piel verde muestra sus ojos rojos, siendo incapaz de hablar y haciendo movimientos toscos como los del patrullero.

-“No me digas que…”- comienza a decir Prum.

En menos de un segundo, Hermila sonríe de manera macabra y coloca su cañón de brazo en su barbilla, disparándose a si mismo. El parasito aprovecha el momento para cambiar de huésped velozmente a Prum.

En la bodega de la nave, el ruido del disparo alerta a Hearts y Kyauei, que se precipitan corriendo a la sala de mando.

-“Mierda.”- maldice la chica.-“Con esta oscuridad no puedo ver nada.”

El individuo de tez ceniza se acerca al cadáver de su compañero muerto y le quita sus googles, colocándoselos.

El aparato le permite seguir los movimientos de los seres vivos, captando cada sutil movimiento de la nave, incluso la respiración de su camarada. Hearts detecta algo en la habitación contigua.

-“Por aquí.”- exclama al haciendo una seña a Kyauei con su mano izquierda.

Ambos compañeros llegan al Ala Medica, donde encuentran a Prum, caminando con movimientos toscos, pero con claras señas de dolor en su rostro.

-“¡Prum!”- vocifera el capitán de la tripulación. –“¿Qué sucede?”
-“¿Dónde esta Hermila?”- interroga la joven.

El horondo individuo hace gesto de dolor, logrando emitir unas débiles palabras.

-“Hermila… Muerto… Parasito… Controla…”- murmura muy a su pesar.

Ambos compañeros se miran sin entender la situación, cuando Prum, que su ha sucumbido al control se abalanza sobre ellos. Los dos lo esquivan y Hearts le propina un golpe en el rostro, dejándolo desorientado.

Los googles detectan pequeños espasmos en el bulbo raquídeo de su amigo, viendo como una pequeña criatura comanda sus acciones desde la parte posterior de la cabeza.

-“En su nuca, tiene un parasito.”- exclama Hearts. –“Si logramos destruirlo podremos salvar a…”-

El rubio no termina de hablar, que Kyauei a atravesado la cabeza de Prum con su lanza de ki, matándolo en ese mismo instante.

-“¡Que has hecho!”- le recrimina a su compañera.
-“Lo que se tenia que hacer.”- le responde con el semblante serio.

En un minuto, suceden muchas cosas. Hearts, invadido por la ira, golpea a Kyauei con un certero puño en la sien. Pero al mismo tiempo, el parasito ha poseído el cadáver del ser escamoso y sujeta a Hearts por el cuello. Finalmente, la nave se estrella contra un asteroide, provocando que la estructura de metal se derrumbe sobre los tripulantes.

Pasan las horas, y en el Asteroide Mawagashi aterriza una nave de reparto. De la misma, bajan un ratón amarillo, con pantalones esmeralda y un collar de oro. El segundo individuo es un nativo del Asteroide Wagashi, de tez rosada, orejas puntiagudas y labios gruesos, con el uniforme caqui de la empresa de reparto. Juntos emprenden camino hacia la zona de impacto de la nave.

-“¿Dónde dices que esta?”- pregunta el repartidor, confundido.
-“Según el radar, la baliza cayo a unos 15 metros.”- ratifica el ratón.

Los compañeros siguen caminando hasta que encuentran los restos de la nave, aun con llamas en ciertos sectores. El ratón baja de un salto al interior de la nave, mientras que el repartidor se toma su tiempo.

-“Donde esta mi entrega…”- murmura el individuo de tez amarilla mientras busca en los recovecos de la nave.

De repente, un gemido llama su atención. El repartidor que acaba de llegar, se acerca al origen del ruido junto con el ratón. La imagen que lo recibe es traumática. Hearts se encuentra tirado en el suelo, con dos vigas de hierro fundidas pegadas a su torso, y sus nuevos googles rotos.

-“¿Señor Quitela?”- murmura con un hilo de voz el rubio.
-“No hagas esfuerzos, te sacaremos de aquí.”- lo calla su empleador. –“Monaka, ayúdame a retirar estas partes de su torso.”
-“Esto dolerá.”- advierte el repartidor. –“Y probablemente deje marcas.”-

El grito de Hearts resuena por todo el Asteroide.

Días mas tarde, Hearts se encuentra entrenando con su nuevos googles naranja, probando sus artilugios. El pecho del hombre luce una gran cicatriz en forma de X a causa de las quemaduras.
Quitela entra a la sala de entrenamiento, provocando que el rubio se tome un descanso.

-“Entonces, me dices que no sabes nada del parasito.”- le interroga Quitela.
-“Ya te he dicho cientos de veces que no, supongo que murió en la colisión de la nave.”- responde hastiado Hearts.
-“Sin embargo, tu sobreviviste.”- reprocha el ratón.
-“Soy un hueso duro de roer.”- dice con una sonrisa socarrona.
-“Bien, entonces tengo unos trabajos para ti.”- le propone su empleador. –“Créeme que con esto te ganaras una fama de asesino Universal.”-

Hearts sonríe al escuchar tal posibilidad, quitándose su gabardina y empleándose a fondo en su entrenamiento.

Control de Daños

 

CONTROL DE DAÑOS

 

Época Imperial, en el lejano planeta Arlia, de la Galaxia del Este una nave imperial aterriza en el medio de una ciudad destruida, con evidentes signos de batalla a gran escala.

Dos sujetos desembarcan, vistiendo una chaqueta de color borravino con el logo imperial, pantalones a juego y botas negras. El uniforme lleva detalles en amarillo.

-“Equipo de Control de Daños Nº24 confirma arribo al futuro planeta Freezer Nº72”- dice un canido de pelaje verde. –“Tiempo estimado, 12 horas.”

Ambos sujetos continúan caminando hasta llegar a lo que parece ser la plaza central, llena de escombros y cadáveres de insectos humanoides.

-“Realmente estos saiyajin son muy escandalosos cuando hacen sus conquistas”- dice el canido.
-“Pero no se puede negar que hacen bien su trabajo.”- responde un ser de piel escamosa, color verde oliva, con el mismo uniforme que su compañero y unos googles en su cabeza.

Ambos sujetos comienzan a mover escombros, recabando datos sobre el estado de los edificios principales. De repente, el comunicador del canido suena con un largo pitido.

-“Especialista técnica Berriblu al habla.”- dice una voz en el comunicador. –“¿Me recibe encargado Shousa?”.
-“Perfectamente”- responde Shousa mientras menea su cola.
-“¿Cuál es el estado de la ciudad?”- pregunta la doctora mientras limpia el panel por el cual puede ver un mapa estelar.

Ambos encargados de Control de Daños observan a su alrededor. La mayoría de edificaciones, construidas con un material similar al adobe y con aspecto a panales gigantes, están destruidos y aun se puede ver el humo que desprenden. Las calles están inundadas con cadáveres de todas las edades, los arlianos son como insectos gigantes, y ahora, extintos por un escuadrón saiyajin y casi listo para su venta.

Shousa se comunica con su colega en la nave a unos kilómetros del lugar.

-“Libera a los robots serie RLU.”- pide el empleado del Imperio. –“Con un poco de suerte, cumpliremos el plazo de 12 horas y el señor Freezer estará satisfecho.”-
-“Entendido.”- responde Berriblu, presionando un botón amarillo en el tablero de la nave. –“Deberían estar allí en 232 segundos. Cambio y Fuera.”

La puerta de la bóveda de la nave imperial se abre, liberando varias docenas de pequeños robots serie RLU, de color ocre con un tamaño de una caja pequeña, ojos saltones y dos cintas en sus pies, que les permite la movilización por el terreno caótico.

-“Estos nuevos robots hacen nuestro trabajo mas fácil.”- menciona Shousa, mientras comanda a los robots en tres grupos.
-“Son tan eficaces que los equipos de Control de Daños se redujeron en un noventa por ciento. Tenemos suerte de no haber sido reasignados como soldados.”- responde su compañero mientras se pone sus googles.

El compañero de Shousa comienza a caminar por los destrozos, mientras sus googles analizan el terreno, pudiendo percibir cada pequeño movimiento que haya, solo detectando los suyos propios o los de su compañero.

En la nave imperial, Berriblu observa en el panel de control a los robots. De repente, ingresa una llamada.

-“Señor Zarbon, un placer.”- saluda Berriblu con tono solemne.
-“Berriblu, de Control de Daños Nº24.”- saluda Zarbon. –“Informe de la serie RLU.”
-“Optimo. Pueden hacer todo el trabajo a una velocidad increíble. Dejan el terreno limpio y agradable para su venta u ocupación.”- comenta la especialista técnica con una sonrisa en sus labios.
-“Excelente, esa noticia agradara al señor Freezer.”- responde Zarbon con una leve sonrisa. –“Comuníquese cuando el trabajo este hecho.”

Lejos de allí, Shousa continúa comandando a los robots limpiadores, que ya han removido los escombros y cadáveres de la calle principal. Su compañero se acerca a una construcción que se mantiene en pie, que parece ser una Iglesia, a la cual entra con sigilo.

En ese instante, sus googles captan un leve movimiento bajo una puerta-trampa. El escamoso ser se percata y se acerca lentamente. Al acercar su cabeza a la puertilla, logra oír unos sollozos de tristeza.

El encargado de Control de Daños del Imperio abre la puerta-trampa, hallando un niño arliano. El ultimo arliano del Universo.

lunes, 7 de septiembre de 2020

 Dragon Ball Anthology, presentacion:


Dragon Ball Anthology es un proyecto donde se encuentran diversas historias cortas ubicadas en el Universo del manga de Dragon Ball, donde introduciré lore y personajes conocidos, pero modificando sus historias, evitando que modifique el manga de Akira Toriyama. 

Invito a todos a leer estas historias cortas, con una primera temporada de 5 capítulos. En un futuro cercano, comenzaremos a publicar los días viernes a las 15 hs Argentina. 

Espero que os guste !

¿Què es un Jikken?

  ¿QUE ES UN JIKKEN?   Dia 38. Año 743. 8:00 AM.   Me despierto y veo que el domo que recubre la ciudad proyecta un soleado día, el ...